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Construyendo un presente sostenible: el etiquetado de viviendas se está volviendo oficial

  • Foto del escritor: Sabrina Francesch
    Sabrina Francesch
  • 2 dic 2021
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 6 ene 2022

El pasado 21 de octubre, dia mundial del ahorro energético, se celebró en Argentina por primera vez el Congreso de Etiquetado Energético de Viviendas organizado por el AGBC (Argentina Green Building Council), ANDIMA (asociación nacional de industrias de materiales aislantes) y INCOSE (instituto de la construcción en seco) con el objetivo de hacer una puesta en común con los referentes en el sector de esta tendencia, que ya es ley en otros países.



¿Pero qué es la etiqueta de eficiencia energética y por qué todos deberíamos prestar atención?


Como el aire o la heladera, ahora las viviendas deberán venir con una etiqueta que indique su prestación energética, o sea su consumo de energía proveniente de la iluminación, el agua caliente, la climatización y calefacción e incluso las contribuciones de los paneles solares.


Lo que la convierte en una herramienta fundamental tanto para el usuario que quiere comprar una nueva vivienda, aquel que quiera hacer una remodelación y para el sector de la construcción y arquitectos a la hora iniciar un nuevo proyecto.



En Argentina alrededor del 40% de la energía que se consume a nivel país procede de las viviendas (un 57% destinado a gas natural y luego el 35% a la electricidad) y la generación de esta energía eléctrica es fuertemente dependiente de la quema de combustible fósil y la emisión de dióxido de carbono, responsable del calentamiento global y el cambio climático.


Por lo tanto, durante el Congreso se presentó un estudio realizado por el Departamento de Energía de la Facultad de Ingeniería de la UBA, con el objetivo de analizar el impacto que implica la mejora de aislamiento térmico eficiente en las viviendas en términos de ahorro de energía y emisiones de co2.


Se tomaron muestras de las principales ciudades de Argentina, se definió una planta tipo de “Nivel C”, determinado por la IRAM, carente de aislación térmica eficiente, y se hizo una proyección a futuro de viviendas construidas o remodeladas a partir de 2022, a 20 años después.


Con lo cual se pudo demostrar que se lograrían reducciones de consumo de hasta un 57% aplicando soluciones constructivas de aislación térmica eficiente tanto en muros y cubiertas (que es donde se produce el 50% de fuga de calor de la vivienda) que permitan llegar a los niveles B o AB recomendados:




¿Qué beneficios trae la aplicación de la etiqueta y que beneficios prevé el estudio?


En primer lugar, el usuario va a poder conocer de antemano el valor de su factura energética, con posibilidad de reducirla y/o prever cuando dinero destinar al pago. Mejorara las condiciones de confort e incluso se evitará o reducirá enfermedades.


Luego a nivel país, habrá una menor demanda de energía, lo que conlleva a mejorar la balanza comercial, mejorar el acceso a la energía, aumentar las inversiones al rubro, e incluso aumentará el pbi. El aporte de los subsidios podrá ser redireccionado a nuevos programas que se centralizan en la mejora de las viviendas y esto generará una gran cantidad de empleo para el sector de la construcción, inmobiliarias, etc.


Ahora ¿Qué podemos hacer como arquitectos?


El uso de la etiqueta nos servirá como herramienta de comparación para poder analizar distintas variantes de envolventes, cubiertas, aberturas, equipamiento y determinar cómo estos parámetros influyen en la etiqueta y elegir las que nos den los mejores resultados.


Será clave desarrollar un cambio de paradigma e impulsar desde la primera idea del proyecto un modo sostenible de construcción aplicando estrategias de diseño relacionado con el aislamiento, la inercia térmica, la protección solar, la ventilación natural, la captación solar, la humidificación, la orientación y el entorno; e incluso la búsqueda de aplicar energías renovables con el objetivo de fomentar la construcción de viviendas denominadas pasivas.


La construcción sustentable ya es parte del presente y es algo a lo que no podemos hacer oídos sordos. Nosotros también somos parte del cambio.



Para saber más sobre el tema:



 
 
 

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